Sin comer cuentos

Publicado en Diario Hoy
18/02/2007
María Paula Romo

Esta es una expresión muy popular y exacta: ¡no comer cuentos! Significa tener la capacidad de diferenciar la realidad de la fantasía (casi ciencia ficción en algunos casos), pero también reconocer que hay cosas que no son como deseamos que fueran. Ese es el sabor que tengo sobre los eventos de esta semana: un montón de cuentos y muchos de nosotros ansiosos por creer que las soluciones son ciertas y han llegado.

La noticia política más importante de la semana: el Congreso da vía libre a la consulta popular y, entonces, ¡la asamblea constituyente va! Tengo mis dudas de que este sea un triunfo definitivo del gobierno en su tesis de llevar adelante la asamblea; menos todavía que esto sea un paso adelante en el proyecto de transformación del Ecuador y de nuestro caduco Estado, peor todavía de las relaciones de poder que han imperado en nuestro país.

Las condiciones en que el Congreso ha “autorizado” el estatuto, en esta supuesta apertura del dictócrata para promover la participación ciudadana no benefician el proyecto de cambio, todo lo contrario: vuelven a boicotearlo. El requisito de recolección de firmas no tiene como objetivo principal limitar la participación; de lo que se trata es que quienes se presenten como candidatos a la asamblea hagan una primera demostración –formal– de representación y apoyo. Por eso se exigía el mismo requisito para los partidos políticos, porque nos negábamos a asumir que cuentan hoy con el respaldo y la representación que acreditaron en el momento de su creación.

Y el segundo cuento gigantesco, digno más bien de novela de terror que de aventura, es la orden de prisión dictada contra Alejandra Cantos por una de las decisiones tomadas durante su gestión en la AGD. ¿Peculado? ¿La doctora Cantos se apropió de los recursos del Estado? Resulta imposible creer que luego de la crisis del sistema financiero y su caída; luego de que el Congreso –gracias a las reformas propuestas por el PSC– decidiera socializar la quiebra, esta historia macabra finalice con Alejandra Cantos como la única encarcelada por este histórico episodio en nuestro reino de la impunidad.

Claro que con esta nueva decisión del Congreso es muy fácil que las organizaciones ciudadanas y nuevos espacios políticos participen, lo difícil es que lleguen a la asamblea. Esta ocurrencia sobre las firmas le exige al Gobierno la capacidad de articular en su empresa un amplio proyecto transformador y no convertirlo en la suma indiscriminada de apoyos irrestrictos.

Seguro que la política del viejo país, del pacto y el reparto nos seguirá contando cuentos. Lo que no puede suceder es que sigamos creyéndonoslos.

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