¡Increíble… pero cierto!

Publicado en Diario Hoy
19/11/2006
Maria Paula Romo


Lo más grave de lo que sucede en nuestro Ecuador, es que hayamos perdido la posibilidad de asombrarnos y molestarnos. Noticieros y periódicos reportan a cada momento un nuevo escándalo de tal magnitud que nos obliga a olvidar el anterior.

Cómo no escandalizarse, por ejemplo, de las intenciones oscurantistas de los mal llamados grupos pro vida, que esta semana han reforzado su campaña contra la Ley Orgánica de Salud; no sólo usando falsos argumentos sino utilizando a niños, niñas y adolescentes de Colegios Particulares. El Código de la Niñez prohíbe expresamente el utilizar a niños y niñas en actos de proselitismo político o religioso, como es el caso de la marcha convocada la semana anterior. Cuando el MPD o la UNE pretenden esta utilización, Ministerio y medios de comunicación se indignan y llaman la atención sobre el tema; en esta ocasión parecería que la marcha fue juzgada con otros parámetros. La aprobación de la Ley –incluido el capítulo de derechos sexuales y reproductivos- es, literalmente, vital para mujeres y hombres del Ecuador. Su discusión debe hacerse sin mentiras, exageraciones, ni manipulación.

Escandalosos los capítulos de corrupción en los que se ha visto involucrada la Policía Nacional. El problema no es sólo si un policía de tropa tomó cien o cien mil dólares; lo grave es que hayan decidido guardar casi cuatrocientos mil dólares en un cartón en una bodega cuya puerta no tiene ni cerradura. Ni qué decir de las perturbadoras declaraciones de Caranqui sobre autorizaciones anteriores para salir de paseo; o de la aparente persecución oficial a Carlos Zorrilla, activista ecológico cuyo delito parece ser el de la lucha por la conservación ambiental en la zona de Íntag, que lo ha enfrentado con la minera canadiense Ascendant Cooper Corporation S.A. que se encuentra en las inmediaciones de la Reserva Cotacachi – Cayambe.

Por si todo esto fuera poco, el Tribunal Constitucional anuncia que para la próxima semana tendrá lista su resolución sobre la constitucionalidad o no del proceso de selección de la Corte Suprema de Justicia ¡Por favor! ¿Cómo se explica que se hayan tomado casi un año para resolver esta causa? Mientras más tiempo dejaron pasar, menos confianza existe sobre la legitimidad y la independencia de presiones políticas en su resolución ¿Qué nueva información para decidir tiene hoy el Tribunal Constitucional que no haya tenido hace un año cuando se instaló la Corte? ¿Qué estaba esperando? Lo más grave no son las cosas que suceden, lo verdaderamente preocupante es que nos hayan empezado a parecer naturales. No podemos dejar de indignarnos y movilizarnos; de lo contrario, la resignación y el miedo seguirán ganando terreno.

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