¡Las pruebas!

Publicado en Diario Hoy
22/10/2006
María Paula Romo

Desde unos cuantos días anteriores a las elecciones empezamos a escuchar las acusaciones y temores de un posible fraude electoral. Las alertas venían desde distintos lugares y apuntaban a diferentes culpables. Hoy debemos preguntarnos qué pruebas tenemos que confirmen esas sospechas.

Lo sucedido con E–Vote. El hecho de que no tengamos resultados certeros habiendo transcurrido una semana desde las votaciones, crea dudas, sospechas, suspicacias. Un fiscal anuncia que se investigan las computadoras y el servidor que serían utilizados para el conteo rápido y poder verificar si existen motivos para afirmar que se planificaba un fraude a gran escala. Por lo pronto, podemos decir que el fracaso del conteo rápido no puede pasar desapercibido. El TSE deberá responder sobre los sucedido. Palacio no puede seguir guardando silencio.

La televisión nos muestra imágenes de urnas vacías encontradas en un camión con material de reciclaje, ubicado –dos días después de las votaciones- en las calles aledañas al TSE; otro noticiero nos muestra, en un recinto electoral del Guayas, cartones llenos de actas que no fueron enviadas al Tribunal Electoral; candidatos de diferentes provincias exhiben copias de actas en donde el número de votos es mayor que el número de votantes. Negar las irregularidades, ¡imposible! Solo podremos saber si estas alteraron los resultados de la votación abriendo las urnas y comparando los votos existentes con las actas que están siendo computadas. ¡Hay que hacerlo!

Pero quienes tenemos la sensación de haber sido víctimas de un fraude a gran escala no debemos buscar las pruebas en los resultados electorales del domingo pasado. El sistema electoral es el fraudulento, lo sucedido es el único resultado que este sistema podía darnos. Fraudulento, dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua, quiere decir engañoso, falaz. ¿Pruebas?: el TSE está conformado por delegados de los supuestos vigilados; las reglas de asignación de escaños se cambian para cada elección; la Ley de Cuotas no se ha respetado nunca; menos aun la de control de gasto.

Alfredo Adum afirmaba, durante una entrevista en días anteriores, que Bucaram habría ordenado al vocal del TC permitir la participación de Gutiérrez, y a su vocal del TSE permitir el gasto millonario de la campaña del Prian. ¿Y la independencia de los órganos de control?, ¿qué haremos con esa confesión?, ¿seguir deteniendo la urgente reforma política? ¿Seguir recibiendo órdenes desde Panamá o desde el Cortijo? Hoy debemos hacer todo lo necesario para evitar que las órdenes vengan ahora desde la Industrial Molinera; que nuestros derechos se conviertan en concesiones caritativas, o que el Estado ecuatoriano pase a ser uno de los negocios de Noboa.

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