Bachelet

Publicado en Diario Hoy
15/01/2006
María Paula Romo


En el cierre de su campaña, este jueves en Santiago de Chile, la candidata presidencial terminó su discurso asegurando sus compromisos, al decir que eran “palabra de mujer”. Si la política es constructora social; no solo una de sus partes o su producto, sino generadora y transformadora de lo social, su organización, sus relaciones, sus prácticas y sus imaginarios; lo que sucede hoy en Chile -y esas palabras de Bachelet- tendrán gran significación en la política de ese país y en nuestro continente.
Michelle Bachelet representa una apuesta política arriesgada pero valiente; una señal clara de una izquierda menos machista y conservadora que en otros de nuestros países; una elección en contra de predicciones, encuestas y perfiles que pedían para Chile a un hombre conservador y lejano. La estructura política y partidaria que hoy lidera Bachelet pudo haber tomado el camino de un triunfo seguro en primera vuelta cediendo frente a los primeros perfiles de opinión. Por eso precisamente, por lo que es y por su significado, lo que sucede hoy en Chile es un hito político en nuestro continente.
Bachelet, y su triunfo que parece inminente, personifica el ejercicio exitoso de un nuevo liderazgo político en países marcados por prácticas autoritarias y patriarcales; frente a ellas, la candidata -militante del Partido Socialista Chileno- ha tenido un discurso sencillo y sereno, desafiando la prepotencia de sus contrincantes al incorporar al debate público los asuntos cotidianos y mostrar ella misma una intención de cercanía e identificación con la sociedad chilena. Bachelet ha sido capaz de llevar adelante un discurso de reconciliación y tolerancia en un país donde todavía quedan muchas heridas abiertas.
Y entre lo mucho que se puede decir y esperar de este triunfo, Bachelet podría ser para la izquierda chilena, y la de América Latina, la oportunidad de retomar tesis y posiciones que el pragmatismo del Gobierno ha restado a los partidos de la concertación; esta será la oportunidad de mostrar coherencia en su compromiso por la equidad de género desde el ejercicio del poder -seguro el discurso de la equidad y la frontalidad con que ha sido asumido es uno de los mayores triunfos de este proceso -. Esperemos también que esta nueva etapa anunciada por Bachelet lleve a Chile a ocupar un rol activo y comprometido en el proceso de cambio que vive hoy América Latina.
Todo esto nos mantendrá atentos a los resultados electorales del día de hoy en Chile, y si se cumplen todos los pronósticos, Bachelet podría convertirse en parte importante de esta tarea de resignificar la política y lo político desde la participación y el compromiso de actores hasta hoy invisibilizados por el poder.

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