Más propuestas…

Publicado en Diario Hoy
03/06/2007
María Paula Romo

En la tarea encargada a la Comisión del Conesup, de preparar una propuesta de Constitución, he tenido el privilegio de recibir, revisar, discutir cientos de propuestas de las más diversas. Esta semana, durante una entrevista radial en Riobamba, un periodista hacía referencia a lo que él consideraba algunas propuestas descabelladas: requisitos de formación académica de cuarto nivel para todos los candidatos; pena de muerte o cadena perpetua para castigar ciertos delitos; organización federal del Estado y otras de este tipo.

En realidad existen estas y otras propuestas extremas; insistía yo con el periodista que es tarea –no solo de la Comisión– sino de quienes pretendan ser candidatos y, naturalmente, de quienes sean Asambleístas el poder leer incluso más allá de lo que está escrito en las propuestas. Títulos de cuarto nivel para ser candidato… no es cierto que la calidad de la representación o gestión política esté directamente relacionada con la formación universitaria (de hecho hemos tenido ejemplos de prestigiosos graduados o el ejemplo del presidente Lula cuya formación es de bachiller), pero lo que los ciudadanos están exigiendo con esa propuesta no es que todo el Congreso esté lleno de “PhDs”; lo que están expresando es su hartazgo de que los partidos tradicionales pongan entre sus filas a famosos sin propuestas o a preparados sin poder de deliberar; están (estamos) cansados de la pantomima de ir a votar (además con voto personalizado / personalista) para que de todas formas la decisión la tome el dueño del celular que ni siquiera aparece en las listas. Cadena perpetua o pena de muerte: imposible; en un país en donde la justicia no funciona bien y cuando responde lo hace con lentitud, es una locura insistir con endurecer penas o peor todavía –por principio y porque nos hemos comprometido a través de tratados y convenios internacionales– la posibilidad de incluir la pena de muerte (sobra decir que adicionalmente es un tema de reforma al Código Penal, no a la Constitución). Pero lo que debemos leer entre líneas en esta propuesta es un Ecuador que no quiere seguir siendo el reino de la impunidad. Necesitamos un país y un sistema penal que no castigue solo a los que no tienen dinero ni para garantizar su defensa.

Sobre la organización del Estado existe todo tipo de propuestas; van desde cambiar el nombre de las provincias, sumarlas y convertirlas en regiones; dibujar un mapa trazando líneas entre las capitales, etc. Este, como los otros temas, nos exigen mirar la legítima demanda de transformar un Ecuador de tan profunda inequidad que nuestra educación, acceso a salud, o hasta el precio de la energía eléctrica depende del lugar en que nacemos o vivimos.

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