Ni una sabatina más… en 4pelagatos, marzo 4, 2016

Ni una sabatina más…

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Ni una sabatina másni un almuerzo con futbolistas, ni evento con Miguel Bosé, ni viáticos “locales” para Yachay, hasta que no se pague todo lo que se adeuda a SOLCA, se transfieran los recursos pendientes a los municipios y estén al día con todos los proveedores del Estado. Esta tendría que ser una de las consignas para que el gobierno empiece a mostrar preocupación por la forma en que la crisis fiscal se está contagiando a la economía real.

En una época en que el Estado se ha convertido en el principal comprador y contratista del sector productivo, poner trabas y retrasar pagos se ha convertido ya en un serio problema para la economía nacional. Emprendedores y empresas de todos los tamaños y de todas las industrias se enfrentan a gravísimas dificultades mientras ven crecer la cuenta de lo que el Estado les adeuda: constructores que no pueden parar las obras porque podrían ser multados o calificados como incumplidos; empresas de bienes o servicios que han emitido facturas y las han declarado y tendrán que pagar impuestos como si hubieran recibido el dinero, pequeños emprendedores que han visto en las compras públicas la oportunidad de hacer crecer su negocio y hoy dedican buena parte de su semana a visitar dependencias públicas a la espera de alguna noticia.

En todos estos casos, se trata de personas o empresas que no pueden dejar de pagar a sus empleados, de pagar aportes a la seguridad social o incluso que no pueden detener su provisión de servicios so pena de sanciones todavía más graves que su situación actual. Todas empresas que para sostener estas obligaciones han pedido créditos (suerte de aquellas que los han obtenido, ¡con intereses comparables a los de consumo en tarjetas!) y que han dejado o dejarán en algún momento de pagarlos pues la situación se vuelve insostenible. Cuando lo hagan, no solo estarán envueltos en costosos conflictos legales sino que afectarán su historial crediticio lo que dificultará sus actividades futuras.

El caso de SOLCA es aún más delicado. Varias instituciones públicas le adeudarían 130 millones de dólares, según han declarado sus directivos, afectando la atención de miles de pacientes con cáncer en el Ecuador, lo que pone en riesgo su salud y su vida. Este episodio (tristísimo, indignante) nos obliga a recordar por qué llegamos a tener un presupuesto que en su mayor parte estaba pre asignado. Esa “herencia de la partidocracia” precisamente se dio por la gran desconfianza en la gestión de los recursos. Aquí estamos otra vez, listos para repetir también ese ciclo.

Este es un problema y está aquí. No se trata “solamente” de un déficit en el presupuesto del Estado, la falta de seriedad en la relación gobierno central – gobiernos seccionales, la informalidad con los proveedores, el retraso en pagos como estrategia de liquidez, está poniendo vidas en peligro y ha contagiado ya la economía de las instituciones privadas, de los ciudadanos, de los empresarios, de los emprendedores.

¡Austeridad y prioridades! es esto sobre lo que debemos estar discutiendo. Es momento de mirar de frente la crisis y suspender ya los gastos innecesarios que ofenden a quienes la están viviendo, en lugar de buscar los argumentos “académicos” para negarla.

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