Juicio a Polit: ¿esconder la basura bajo la alfombra?

Publicado en www.4pelagatos.com 02 de julio de 2017
Hoy domingo, día extraño para convocar un caso como este, se reunirá el pleno de la Asamblea Nacional para decidir si procede a enjuiciar políticamente a Carlos Polit, quien durante la década del gobierno de Rafael Correa se desempeñó como Contralor General.
Hay dos opciones posibles frente a lo que suceda en ese “juicio”. La mayoría oficialista deberá decidir entre usar el caso de Polit para esconder la basura bajo la alfombra o convertirlo en el primer paso para una profunda y radical reforma en temas éticos en el país.
Durante esta década los juicios políticos solo se dieron cuando el funcionario en cuestión había caído en desgracia para el Ejecutivo. Eran entonces solo la materialización de esa realidad; el deseo del ex presidente Correa de remover de su cargo a alguien a quien sus facultades no se lo permitían directamente. Eso sucedió con la salida de Gloria Sabando. El ejemplo contrario fue la entusiasta protección de Correa en el juicio político contra el ex fiscal W. Pesántez, en el que no importaron la cantidad de pruebas y testimonios en su contra, sino la firme intervención del Ejecutivo para salvar a su protegido.
En este caso, la mayoría oficialista y sobretodo el presidente Moreno se enfrentan a un muy delicado proceso de fiscalización a escasos 30 días de haber asumido el poder. Al primer juicio político de su periodo, pues tendrán que venir muchos más. Se trata nada más y nada menos que del juez de cuentas de todo el Estado. El responsable de asegurar y cuidar el buen uso de los recursos durante los últimos diez años de gobierno, de bonanza y de descontrol.
Si la Asamblea da paso al juicio y tan solo limita a destituir a Pólit, estará escondiendo la basura bajo la alfombra. La responsabilidad política del Contralor General (la responsabilidad penal tendrá que investigarse y discutirse en su propia vía) es sólo el síntoma de un problema estructural que ya hoy es imposible de ocultar. Los indicios de corrupción e irregularidades que hoy existen contra altos cargos del gobierno (anterior y actual) no pueden ser tratados como “errores de buena fe”, faltas indivuales, incorrecciones personales, claro que también tienen ese componente pero va más allá. Se trata del resultado de un sistema de concentración de poder, de impunidad política y judicial, de la instauración de un estado de propaganda y hasta de la permisividad social.
Lo cierto es que el caso de Pólit, Rivera (el tío del vicepresidente Glas), Odebrecht y los que pronto tendrán q venir sobre IESS, BIESS, manejo de la banca pública, petróleos, salud, infraestructura, compras militares, los contratos de publicidad, EPs, las emergencias con especial atención en la reconstrucción post terremoto, etc.; tienen que llevarnos a resolver los problemas estructurales de la institucionalidad y nuestras nociones éticas como sociedad. El solo hecho de que todo esto sucediera bajo las narices del Contralor sería motivo suficiente para establecer su responsabilidad política, lo insólito es que no serán solo sus omisiones sino su aparente participación lo que se discutirá en las próximas horas y días.
Las reglas y los controles sobre el financiamiento de la política son por ejemplo uno de los grandes pendientes en el debate. Reformas legales urgentes en materia de contratación pública, normas penales, independencia de la justicia, real acceso a información pública, libertad de prensa, son solo algunos de los asuntos que tenemos que enfrentar. La discusión deberá abordar también el fracaso de los “concursos de méritos” y el Consejo de Participacion Ciudadana y su necesaria desaparición.
Si la mayoría parlamentaria decide usar a Pólit como distractor, como mensaje que esconda otras protecciones, lo único que ganará es tiempo. Al final, quienes así lo hagan se seguirán sumando a la larga cadena de complicidad que todos estos casos establecerán en breve. La basura es tanta y huele tan fuerte, que no hay lugar donde esconderla.
 

 

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