Un fragmento de "La Oculta" de Héctor Abad Faciolince

Uno de mis fragmentos favoritos, de una novela que disfruté mucho y que recomiendo!

... Por último, les dejaba un consejo que se ha convertido en una especie de consigna de la familia: "Recuerden que no son más pero tampoco menos que nadie. Traten de vivir entre iguales; trabajen pero no manden, ni tampoco obedezcan".

Esta misma recomendación, que todavía seguimos en la casa, es la que hace que nos quieran y nos odien. Más que mandar, explicamos, pedimos; y más que obedecer, decidimos si lo que nos piden es razonable, se puede hacer y está bien pedido. Ser desobedientes y poco mandones, en un país de peones y capataces, siempre ha sido algo extraño, atípico, antipático. No nos gusta que otros nos hagan las cosas, pero tampoco hacer las cosas de los otros. Preferimos hacerlo todo con las propias manos, y si necesitamos ayuda, de todas maneras somos los primeros en meter el hombro. Y metemos el hombro por otros, siempre y cuando ellos también trabajen y no se queden mandando y mirando, como si fueran de otra casta o de mejor familia. Eso no lo aguantamos. 

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