10 años !!


Hoy hace 10 años la Ruptura hacía su primer evento público. Un grupo de jóvenes coincidimos en la indignación y el dolor por el país, por la desigualdad, la pobreza, la discriminación... También coincidimos en el entusiasmo, en la esperanza de que la realidad podía ser otra y que una forma importante para transformarla era la política. 

No nos llamábamos "Ruptura", en realidad no habíamos decidido tener ningún nombre -todavía-, nos tomaríamos con calma la aventura de construir una organización política en serio. El evento si se llamó "La Ruptura de los 25"; lo de los 25 era por los años de democracia, cuestionábamos ese último periodo, lo de la "ruptura" hacia relación a nuestras ganas de cambiarlo todo! o casi ... al ánimo parricida de terminar con lo anterior para abrir espacio a lo distinto, a la idea de que las cosas podían estar en mejores manos, o en la línea de Cortázar para quien 
"... los  cronopios asumen el mundo como algo que necesariamente debe ser roto por una pelota, o por un beso". 

Ese primer acto público causó algún impacto, de pronto quienes simpatizaron con la idea empezaron a organizarse con nosotros. Los lugares habituales de reunión nos fueron quedando cortos, pasamos de la cocina de la casa de alguno de nosotros, a la sala de otro, al patio del Juanpa, hasta que unos meses después teníamos una oficina que en principio yo había buscado para mi trabajo de abogada y que luego se convirtió -por casi 7 años- en la sede de la Ruptura. 

Unos meses después de esa salida a la luz, Gutiérrez y aliados tumbaron -artificio constitucional de por medio- la Corte Suprema de Justicia. Se nombraron jueces con claras instrucciones e intereses políticos. Nos pareció una nueva muestra de las cosas que repudiábamos de la política, lo denunciamos duramente, pasaron meses antes de que esa protesta sumara adeptos pero al fin pasó. En esos días Rafael Correa, un joven profesor de la USFQ, estuvo también con nosotros en unas marchas con poca gente y muchas bombas lacrimógenas. Semanas después Gutiérrez se fue, su vicepresidente se convirtió en presidente (nombró ministro a Correa) y a nosotros nos propuso entrar a su gobierno, respondimos que gobernaríamos cuando ganemos elecciones. 

No faltó quien nos viera raro cuando decíamos que queríamos hacer un partido o un movimiento político! Que pasábamos los fines de semana en reuniones, en capacitación, en planificación, o recorriendo el país. Nos pareció apresurado cuando Rafael Correa -ya fuera del Ministerio de Finanzas- nos dijo que sería candidato a la presidencia.  Tuvimos dudas sobre algunos de sus colegas de proyecto y decidimos no ser parte; cambiamos de opinión cuando Alvaro Noboa le ganó la primera vuelta y resolvimos apoyar su candidatura. 

Correa ganó, su discurso contra el pasado caló en una sociedad ansiosa por dar la vuelta a la página. No estuvimos en la primera parte del gobierno pero firmamos un "acuerdo pais" para apostarle a la construcción de un pacto social que permita al Ecuador mirar al futuro y buscar la igualdad y la justicia que eran los motivos principales por los que queríamos hacer politica. Fuimos parte de la Asamblea Constituyente, no fue fácil procesar la gran cantidad de expectativas que generaba el momento ni tampoco acordar los elementos de este proyecto de país entre personas y líneas políticas muy distintas a pesar de que el partido de gobierno tenía mayoría. Nos dijeron infiltrados por las cosas en las que no cedimos (aunque hoy creo que debieron haber sido más!).

Aunque no era la Constitución perfecta sentimos que podía ser un punto de partida. Los ideales de la democracia profunda, el respeto por la naturaleza, la diversidad,  la búsqueda de igualdad, un Estado presente que cumpla su papel en la sociedad, se reflejaban allí y sobre eso había una base para seguir construyendo. 

A medida que pasamos de las declaraciones generales -Constitución- a las concreciones en las leyes y las políticas públicas, las distancias se profundizaron. Su peor momento fue cuando el Presidente protegió a capa y espada al entonces Fiscal General y todo lo que representaba. Yo -lo diré en primera persona para no comprometer la opinión de nadie- que creía que Correa tenía muchos defectos pero no dudaba de su buena intención y su rectitud, cambié de opinión. 

Las tensiones siguieron creciendo y cuando Correa decidió tomarse la justicia supimos que era el punto de inflexión, que poner a la función judicial bajo el poder Ejecutivo era un retroceso democrático, que consultar sobre eso más las libertades, un consejo de censores para los medios, etc., era la señal indiscutible de la construcción de un estado autoritario del que no estábamos dispuestos a ser parte. 

Nos fuimos del gobierno en lo que muchos consideran un error político (porque al parecer los "buenos políticos" no aflojan el poder). Yo creo que fue nuestra mejor decisión. El tiempo nos dio la razón. Hoy la justicia -con nuevos edificios y todo- sirve para perseguir a los contrarios y proteger a los propios. El estado autoritario se consolida todos los días y los que un día fueron los sueños de otro mundo posible terminaron en más de lo mismo (el ITT resultó una estrategia de marketing internacional). 

Hace dos años nos inscribimos como Movimiento Político (Ruptura, el nombre se quedó con nosotros). Ninguno de nuestros candidatos ganó en esa primera elección pero era un primer paso. No participamos en las elecciones seccionales siguientes pues las reglas no estaban claras y las autoridades electorales eran todo menos independientes (también el tiempo nos mostró que independencia era sólo una de las tantas cosas que les faltaban). 

Hace dos semanas el Tribunal Contencioso Electoral en sentencia definitiva, sin audiencia de juzgamiento, sin derecho a la defensa, sin norma legal que justifique su decisión, nos eliminó del registro electoral. Hoy el gobierno -a través de cuanto servil se lo permite- silencia las voces críticas y todo lo que le es incómodo. Es un honor estar en esa lista. 

Hoy cumplimos diez años en medio de semanas difíciles. Una década después ha llegado el momento de reinventarnos.  Soy una agradecida con la política y la vida cuando siento el cariño de tanta gente. Cuando miro atrás y veo que estos años me han regalado hermanos y hermanas, maravillosos compañeros de sueños y caminos. Mientras decidimos por dónde seguir, hay una cosa de la que estoy segura: vivir según lo que se cree siempre vale la pena. 
 

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