¿Reformar o debilitar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos?


La OEA discute el presente y futuro del Sistema Interamericano de Derechos Humanos en relación a las reformas impulsadas por el Gobierno del Ecuador.

Pero, ¿qué es y para qué sirve el Sistema y qué pretenden las reformas?

El Sistema cuenta con dos instancias fundamentales para proteger a las personas de nuestra región: la Comisión y la Corte Interamericana de DDHH. La Comisión es una especie de fiscal que realiza las primeras investigaciones y las presenta ante la Corte, que es la autorizada a decidir la existencia (o no) de una violación de derechos y su correspondiente sanción.

¿La Corte sólo sanciona a los Estados? Claro! La Corte fue creada para que alguien controle al controlador. Cuando existen abusos en el poder público o surgen conflictos entre las y los ciudadanos, éstos pueden acudir al Estado para que los resuelva a través de los órganos correspondientes de la administración de justicia. Pero ¿qué sucede cuando el Estado no puede o no quiere sancionar las violaciones a derechos humanos (en muchos casos porque es precisamente el Estado o sus agentes los responsables)? Es ahí que los ciudadanos pueden acudir a los órganos internacionales de protección de derechos humanos.

Es cierto que no se pretende eliminar el sistema, pero ¡la reforma le cortaría los brazos! Impedir, por ejemplo, que la Comisión dicte medidas cautelares, implica retirarle la herramienta para evitar violaciones inminentes de derechos humanos y detenerlas mientras se llega a una resolución en la Corte. Resulta paradójico que además sea el Gobierno del Presidente Correa quien cuestione esta capacidad, puesto que en su momento, solicitó esas mismas medidas a la Comisión para evitar que el ecuatoriano Nelson Serrano fuera ejecutado por la justicia estadounidense (22 julio 2011). Además, fueron esas medidas cautelares del SIDH las que inspiraron las medidas cautelares de la acción de protección que contempla nuestra Constitución.

No nos equivoquemos, una Comisión y una Corte debilitadas no aseguran soberanía para los Estados sino mayor desprotección para los ciudadanos. No aceptemos sin cuestionamiento eso de que la: "CIDH es 1 corte imperial defensora d capital financiero especulativo y d los mass media,jamás ha luchado por los derechos d nuestros pueblos" (sic) Rosa Mireya Cárdenas (@RosaMireyaEC) 5 de marzo de 2013 (palabras de la Ministra Rosa Mireya Cárdenas en su cuenta de tuiter), pues las sentencias contra el Ecuador no defienden ni a transnacionales ni a grandes empresas; por el contrario, sancionan detención ilegal, incomunicación, tortura (Caso Suárez Rosero), ejecuciones extrajudiciales (caso Consuelo Benavides y caso hermanos Restrepo), o derechos de Pueblos Indígenas (caso Sarayacu).

La defensa de la CIDH no es la defensa de los privilegios; al contrario, es la defensa de la dignidad de las personas, de sus derechos y de la posibilidad de que los Estados se sepan vigilados y sancionados cuando abusan de su poder.

No niego la posibilidad de que el Sistema pueda o deba ser revisado y probablemente modificado, pero para fortalecer su capacidad de acción y respuesta, no en el sentido contrario!

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