Hermosa costumbre: regalarse libros y poemas por el Día del Libro.

Mi regalo: un fragmento que me gusta mucho de un libro de A. Mastreta:
"... me comprometo a vivir con intensidad y regocijo, a no dejarme vencer por los abismos del amor, ni por el miedo que de éste me caiga encima, ni por el olvido, ni siquiera por el tormento de una pasión contrariada.
Me comprometo a recordar, a conocer mis yerros, a bendecir mis arrebatos. Me comprometo a perdonar los abandonos, a no desdeñar nada de todo lo que me conmueva, me deslumbre, me quebrante, me alegre.
Larga vida prometo, larga paciencia, historias largas. Y nada abreviaré que deba sucederme, ni la pena, ni el éxtasis, para que cuando sea vieja tenga como deleite la detallada historia de mis días"
(MASTRETA, Ninguna eternidad como la mía).

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